Te metiste en mi boca
en mi agua
poco a poco
como un duende del bosque
y yo árbol me dejé amar
a mordiscos
a destiempo
a destajo,
con avalancha y con tornado
me dejé como se deja la tierra
ante el viento entusiasmado,
así conquistaste mi península
y ya estás dentro de mi origen.
Muchas veces me avisas quién soy
con la lluvia
con la carne
con el delirio del horizonte
con tu canto también
que es un adentro de mí
como un manantial enmarañado de limones frescos
el brazo torcido del amor
frutilla.
Marcelo Meza 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario